Atención Por Favor.

Ante todo nos dirigimos y agradecemos a todos por la ayuda que nos dan con este blog ya sean seguidores, oyentes del programa de radio y por sobre todo a todos aquellos propietarios de webs, blogs, libros y todos los lugares donde han obtenidos la información y nos han acercado a nuestro mail para que podamos publicarlas en este humilde blog, para que todas las semanas desde hace ya 7 años podamos compartir en dos emisiones las tantas historias, enigmas y misterios del universo que se van pasando de generación en generación y así reflejar esas viejas leyendas, historias, enigmas y misterios que de niños oímos mas de una vez y que nos asustaban en algunos casos como también en otras nos enseñaban a valorar y respetar esas narraciones.

Desde ya les agradezco a todos y pido disculpas si no se agrega la fuente por que muchos correos no la poseen y para no cometer errores no se agrega pero en este pequeño equipo estamos muy agradecidos para con todos. Muchísimas Gracias a todos en general por su valiosa información y por su cordial atención.

Equipo Infinito.



jueves, 31 de diciembre de 2009

Que La Suerte No Se Escape en 2010: Rituales para Navidad y Año Nuevo


No importa si somos supersticiosos, creyentes, agnósticos o descreídos. En las últimas semanas de diciembre estas sutilezas se olvidan y todos -quien más, quien menos- ensayamos algún rito transmitido de generación en generación con la esperanza de que los próximos doce meses que están a la vuelta de la esquina sean mejores que los que estamos terminando de transitar.

Si tu objetivo es que el 2010 sea un gran año, las siguientes tradiciones que prometen ser garantía de buena suerte pueden ayudarte. Toma nota:

Barrer las malas ondas

Antes de convocar a las buenas vibraciones, es preciso limpiar el ambiente para recibirlas. Muchos confían en que las escobas son el instrumento adecuado para esta tarea. ¿Cómo? Muy fácil, hay que barrer toda la casa y arrojar por la puerta la suciedad (jamás debe levantarse el polvo y tirarlo a la basura dentro del hogar). Así se eliminan todo lo negativo del año que termina.

Algunos practican una versión un poquito más sofisticada de este ritual. Primero esparcen sal en todos los rincones -en general lo hacen el 23 o el 30 de diciembre- para que absorba las malas energías. Luego, el día de Nochebuena o de Nochevieja, la barren a conciencia arrastrándola hacia afuera.

Existe otra variante similar: echar un cubo de agua por la puerta de la calle hacia afuera para que se lleve todo lo malo


Prender velas de distintos colores

Las velas de colores amarillo y ocre ayudan a atraer la abundancia, en todo sentido. Las velas de color azul y celeste atraen la paz y la armonía, las verdes atraen la salud, mientras que las de color rojo atraen el amor y la pasión. Las velas bancas son consideradas de limpieza y ayudan a atraer la claridad y la iluminación en los proyectos. Las anaranjadas, por su parte, colaboran en atraer la inteligencia y el éxito.

No olvidas incluirlas en tus centros de mesa. Y recuerda que, a la medianoche, al menos una vela debe estar encendida.

¿Ropa interior rosa o roja?

No hay un acuerdo total acerca de si debe ser rosa o roja, pero lo que está claro es que debe ser nueva y te la debe regalar un amigo o familiar el 24 de diciembre y debes estrenarla el 25.

12 uvas, una por cada campanada

Es una costumbre importada de España que se ha difundido mucho. Al tragar cada uva (hay quienes usan pasas) debes pedir un deseo. La gracia es hacerlo sincronizado con las campanadas que marcan las 12 de la noche del 31 de diciembre.

Las copas y el brindis

Ni se te ocurra levantar la copa con la mano izquierda. ¡Aunque seas zurdo, hazlo con la derecha o tendrás mala suerte! Para mayor efectividad, da tres saltitos mientras con el pie derecho durante el chin-chin.

Otra costumbre para espantar la mala onda y atraer energía positiva consiste en estrenar copas nuevas cada año: primero se brinda con las viejas, a continuación se las arroja al piso para que rompan y luego se vuelve a brindar con las nuevas. Se las usa todo el año y en el siguiente 31 de diciembre hay que usar esas mismas para repetir el ritual.

Amor, lo que todos quieren

Para evitar penas de amor, conseguir pareja o dar un avance hacia algo más formal en la actual relación, recomiendan vestir ropa interior amarilla. Se debe poner al revés y después de la medianoche darla vuelta y usarla del derecho.

Si lo que quieres es olvidar de una vez por todas a ese chico o chica que te abandonó, deja toda la Nochebuena un recipiente grande con agua en la ventana, el balcón o el patio. Después de las doce, tíralo afuera.

Para las solteras: tomen hojas de albahaca y colóquenlas debajo la almohada: el sueño de esa noche tendrá como protagonista al hombre que las espera.

Perdón, dinero es lo que todos quieren

Hay quienes aseguran que la clave es comer lentejas: en guiso, en ensalada, solas… Lo importante es la cantidad. Cuantas más devores, más chance tendrás de que la economía te sonría en el nuevo año. (Eso sí, también crecen las posibilidades de conseguir un fuerte dolor de estómago). Una variante es guardarlas en el bolsillo y arrojarlas sobre el hombro luego de las 12.

Otro truco que, dicen, no falla: esconde siete monedas doradas debajo del arbolito de Navidad. Tradicionalmente debían ser de oro, hoy con cumplir el requisito del color parece que alcanza. ¿El colmo? Hay quienes prefieren ocultar unos medallones de chocolate con cubierta dorada que asemejan monedas. Así no sólo piden billetes en abundancia, sino también dulzura.

Algunos recomiendan sentarse sobre dinero durante la cena de Navidad o de Nochebuena.

Si quieres algo más aromático, haz una mezcla de esencia de vainilla con canela en polvo y antes de la medianoche del 31 de diciembre lávate las manos usando la preparación.

¿Amas viajar y pretendes hacerlo el año que viene?

Pues saca las maletas y da una vuelta por toda la casa (o alrededor de la manzana) para ayudar a que tu deseo se cumpla.

Si te gustaría quedar embarazada

* bebe un vaso de leche justo a las 12 de la noche del 31 de diciembre.

Y si tu objetivo es cambiar de empleo

* pon tres hojas de laurel en tu zapato el 31 de diciembre. Al día siguiente, debes quemarlas.

Predicciones: ¿qué nos deparará el año nuevo?

Horóscopos, tarot, astrología y cartas natales. Todo vale. Pero si quieres saber cómo será tu vida en 2010 puedes recurrir a un truco casero: llena una bolsa con cuatro piedras, una pintada de amarillo, otra de rojo, otra verde y la cuarta de cualquier color, sin pintar.

La bolsa se va pasando de mano en mano en la mesa de Noche Vieja y cada uno debe meter la mano y sacar una piedra, sin que los demás vean cuál le toca, y volverla a guardar para seguir con la ronda. El color amarillo augura dinero y prosperidad, el rojo es símbolo de buena suerte en el amor y el verde predice la buena salud o nacimientos. Quienes saquen la piedra sin pintar serán los más afortunados: significa éxito en todo.
Para que las predicciones se cumplan no hay que revelar el color de la piedra que nos tocó.

Hechizos Celtas, Magia y Rituales Milenarios


Los celtas veneraban a la naturaleza y poseían divinidades que se vinculaban tanto a ella como a la guerra. Para ellos los bosques eran santuarios donde vivían los dioses a quienes los Druidas dedicaban rituales y festejos. Estos sacerdotes vivían en constante comunión con el mundo natural por lo cual conocían, como la palma de sus manos, los secretos que se escondían detrás de cada plata o animal.

Así, la mitología Celta está plagada de encantamientos, conjuros y hechizos benéficos para energizar el cuerpo, ayudar a quien lo necesita y conectarse con la madre tierra. Hoy descubrirás los rituales que te permitirán experimentar algunas de las místicas sensaciones que los antiguos druidas atesoraban.

Para ayudar a alguien en la distancia

Es posible ayudar a alguien a pesar de que esta persona se encuentre muy lejos. Los druidas celtas tenían la capacidad de presentir el peligro que acechaba a sus guerreros, ante lo cual realizaban un ritual que les ayudaba a contrarrestar las vicisitudes surgidas durante la batalla.

Si eres tu quien necesita ayudar a un ser querido que se haya distanciado de ti, ya sea por kilómetros o emociones, y sabes que lo está pasando mal, pon en práctica este sencillo rito:


* Mentalmente sitúate en el lugar donde esta esa persona, e imagina que estas frente a ella.

* Tal como si la confortaras personalmente, dale el consejo que necesita y bríndale las mejores palabras de apoyo.

* Para culminar imagina que esta persona se ve envuelta por una aureola blanca brillante, de este modo protegerás su ser de todo mal y llenarás de energía su espíritu.

Hechizo para viajar en el tiempo

Los celtas tenían también la capacidad de viajar en el tiempo… Pero no me malinterpreten, no lo hacían de forma corpórea, sino que se transportaban mediante los sueños. Ellos utilizaban los antiguos monumentos megalíticos, o “colinas huecas”, ya que consideraban que era la puerta de entrada al otro mundo. Para llevar a cabo estos ritos solían pasar la noche junto a ellos y en sueños se les desvelaba el futuro.

* Busca un lugar tranquilo, silencioso y donde estés en completa soledad.

* Luego recuéstate sobre la tierra a la vez que relajas tu cuerpo y tu mente. Trata de entrar en un trance profundo para lograr una comunión entre tu espíritu y las fuerzas del mundo.

* Una vez que hayas conseguido esto, visualiza el instante preciso o el sitio a donde te quieres dirigir.

* Seguidamente imagina un velo transparente entre tu persona y la época en la cual quieres acceder.

* Mentalmente concibe que caminas hacia ese velo, logras desgarrarlo y pasas finalmente al otro lado.

* Cuando duermas esa noche se te revelará lo que estabas buscando, podrás ver esa parte del futuro que necesitas. Pero debes saber que en el sueño las cosas pueden mostrarse de forma indirecta, por lo cual al despertar analiza bien esas imágenes descartando los productos de las vivencias diurnas.

Para adquirir la fuerza del Dragón

Los celtas consideraban que los paisajes imponentes, y sobre todo con colinas semejantes al lomo de un dragón, tenían la fuerza de este mítico animal. Para adquirir esta energía y llenar tu cuerpo de vitalidad pone en práctica estos consejos:

* Debes acceder a un paisaje con colinas o tierra ondulada, cuya forma se asemeje a esta legendaria criatura.

* Con los pies descalzos asentados sobre la tierra húmeda cierra los ojos y concéntrate en sentir toda la fuerza que emana de ella.

* Percibe cómo penetra lentamente en tu cuerpo y va ascendiendo desde la planta de los pies hasta llegar a tu cabeza llenando cada célula.

* Cuando notes que todo tu ser esta rebosante de energía, danza para honrar al animal sagrado que te dio su fuerza.

Rituales y Tradiciones para Nochevieja y Año Nuevo


El Día de Año Nuevo es el día más especial de todo el año. Y esto es porque lo sentimos como un punto de partida para volver a empezar, para retomar proyectos aparcados o simplemente para enmendar malos hábitos adquiridos durante el año anterior.

Y no creas que esto es un invento de los tiempos modernos. Ya en épocas antiguas se realizaban rituales en el cambio de año para separar lo viejo de lo nuevo, como por ejemplo lo de apagar el fuego que ardía permanentemente en las casas para encender uno nuevo. Otro ejemplo es de los romanos, los cuales se regalaban monedas bañadas en oro acuñadas con la cara de Janus, dios de las puertas, y de los finales y comienzos, y que se representa con una cabeza que posee dos rostros mirando en direcciones contrarias, es decir, al pasado y al futuro. (Es por ello que January, enero en inglés, viene de Janus, y da nombre al primer mes del año).

También existían rituales para Nochevieja en otras culturas, como en la celta en la cual se regalaban ramas de muérdago sagrado para atraer la prosperidad o se realizaban ceremonias con velas a través de las cuales se pretendía armonizar las fuerzas de la Naturaleza.

Hoy en día encontramos que uno de los rituales más extendidos es el de comerse las 12 uvas de la suerte siguiendo las campanadas finales del campanario que anuncian los últimos 12 segundos del año. Se cree que si te da tiempo de comértelas todas y sin atragantarte, disfrutarás de buena suerte en los 12 posteriores meses que conforman el año que empieza. Más tarde se brinda con champán o sidra en familia y se escriben en un papelito los propósitos que se quieren cumplir a lo largo del año nuevo.

Pero esto no es así en cada rincón del mundo. En Venezuela se reúne la familia en las casas y preparan durante todo el mes de diciembre las hallacas que luego se regalarán en la víspera del Año Nuevo como símbolo de la amistad y del amor fraternal. En Escocia, sin embargo, llevan a cabo lo que llaman “Hogmanay“, el cual consiste en prender fuego a un barril de madera que lanzarán por las calles para que ruede por ellas. Se preparan así para que entre el año nuevo. Llegados ya los primeros minutos de enero van a casa de la familia para plantar allí su “primer pie“. Creen que si la primera persona que se presenta en tu casa en el año es morena de cabello traerá con ella la buena suerte.

En Alemania intentan adivinar el futuro con el ritual conocido por “Bleiglessen”, mediante el cual funden plomo en una soldadora y dejan caer las gotas en un recipiente cuando se acercan las primeras horas del día. El plomo se enfría y se solidifica, creando formas que ayudan a predecir lo que traerá el año que comienza.

Los chinos, por su parte, realizan rituales muy antiguos que pretende que los malos espíritus desaparezcan y utilizan los fuegos artificiales para espantarlos. Los brasileños en cambio bailan, cantan y rezan en las playas pidiendo que se cumplan sus deseos a la Iemanja, diosa del mar.
Sea como sea, te encuentres donde te encuentres y realices el ritual que realices, encomiéndate al año nuevo y empiézalo lleno de alegría. Eso te llenará de fuerza y estabilizará tus energías.

Camino de Santiago, Camino de las Estrellas


Siempre nos habían contado que no bien la península fue conquistada por los árabes se descubrió, oh qué casualidad, el sepulcro del apóstol en la ciudad gallega de Compostela. El camino de Santiago nacería como reacción natural de los creyentes al enterarse de la noticia, aunque la obvia lectura política añade que en el fondo se intentaba aglutinar las fuerzas europeas de la cristiandad para la empresa de la reconquista.

Hasta aquí nada nuevo bajo el sol. Ahora, el éxito propagandístico de este camino solamente se comprende porque en realidad no hacía sino rescatar una realidad precedente. El camino de Santiago, el camino de las estrellas, existía milenios antes no sólo de la llegada de romanos, cristianos o árabes, sino de que la civilización celta, un conjunto de pueblos que podían diferir bastante entre sí, entrase en contacto con una serie de creencias. La de un camino mágico hasta los Finisterres gallegos era una de ellas.

Hablamos, pues, de un antiquísmo camino, de unas peregrinaciones que se pierden en la noche de los tiempos. Un camino, tal vez con diferentes ramificaciones, que desde Grecia, el norte de Italia, Alemania o Francia llegaba hasta el Occidente, hasta el sitio donde moría el sol. Ese camino, queridos lectores, pasaba, ya entrado en Galicia, por lugares tan calientes, desde el punto de vista del misterio y de la antropología, como San Andrés de Teixido y posiblemente muriese en distintos puntos de la costa gallega, por eso es mejor referirse a los Finisterres en plural.

¿Por qué se peregrinaba, cuál era la razón de ser de este camino? En multitud de leyendas recogidas por toda Europa se habla de una isla en el Atlántico. Después se mezclarán referencias, se solaparán nombres, aparecerán nuevas tradiciones, pero lo que unos y otros llamaron las Hespérides, Avalon, las Islas Afortunadas, la isla de las mujeres, la isla de las manzanas…era la isla a la que llegaban quienes hubiesen concluido el camino… de la vida.

Esa isla, o islas, misteriosa del Atlántico, entonces, es la isla de las almas que han abandonado este mundo. No se crea una isla de espectros tenebrosos, sino de felicidad. Las peregrinaciones por el antiguo camino de las estrellas pertenecían así a un fondo de creencias relacionadas con viajes al más allá y ritos de tránsito.
Y cuánto más vamos rastreando su origen, cotejando informaciones de distintos folclores, comparando mitos y tradiciones orales, más y más nos admiramos del gran rol simbólico que representaba la cornisa occidental de la península en tiempos remotos. Desde el Egipto faraónico hasta un héroe griego como Hércules, que tiene una torre en A Coruña, todos parecían estar mirando, entre el temor y el temblor, el lugar en el que moría el sol. Sin prisas, os iremos contando más cosas de esta fascinante leyenda.

El Origen de las Rosas Según La Mitología Clásica


Se considera generalmente que las rosas representan al amor, aunque su simbolismo varía según el número de pétalos y su color: rojo para la pasión, blanco para la pureza, azul para lo imposible, dorado para el poder… Están relacionadas también con la primavera, la regeneración, el orgullo, la victoria y lo místico. En realidad, existen innumerables interpretaciones que dependen del contexto histórico y cultural.

Igual de numerosos son los mitos y las leyendas que intentan explicar su origen. A la mitología clásica se le atribuyen al menos cuatro, aunque la verdad es que resulta difícil localizar estas versiones en los textos de los autores antiguos. Recogemos a continuación las cuatro, por tanto, sin atrevemos a decir cuál es griega, cuál romana o cuál aportación apócrifa posterior.

Una primera versión afirma que Cibeles creó esta flor como venganza contra Afrodita, para que su belleza hiciese competencia a la de la diosa del amor, hasta entonces sin rival.

Otra variante atribuye su creación a la propia Afrodita, quien mientras nacía de la espuma del mar habría querido poner a prueba su poder creando algo igual de hermoso que ella. De su seno surgió entonces una rosa blanca que utilizaría a partir de ese momento como adorno. Un día, Dionisio se acercó a ella y vertió unas gotas de su copa de vino sobre la flor, con lo que esta adquirió su característico tono rosado.

Se dice también que las rosas brotaron de la tierra por primera vez a partir de la sangre de Afrodita, cuando esta se cortó en un pie mientras corría hacia el agonizante Adonis, herido de muerte por un jabalí.

Una cuarta versión cuenta que Dionisio creó los rosales a partir de un zarzal. Una ninfa a la que perseguía se quedó enganchada en las espinas de un arbusto. Al presentarse Dionisio ante la ninfa, esta se sonrojó, y el dios, agradado con la visión de sus mejillas, ordenó al zarzal que se adornase con flores del mismo color. Lo toco con su varilla y de él brotaron entonces las primeras rosas que hubo en el mundo.
Excepto esta última historia, las demás relacionan a la rosa con Afrodita. Lo cierto es que, junto a la anémona y el mirto, era su flor sagrada. Los griegos la apreciaban por encima de cualquier otra flor, y con ella tejían coronas, adornaban a los comensales de los banquetes y honraban las tumbas de los muertos; su imagen aparecía además tallada en las monedas.

La Niña Anahí y el Mito de la Flor Del Ceibo


Cuentan que en los años en que llegaron los conquistadores al río Paraná vivía en una tribu guaraní una niña de rasgos toscos y de belleza curtida que se llamaba Anahí. Amaba a su tierra y solía cautivar con melodiosa voz a los habitantes de la tribu durante las tardecitas de verano, cuando entonaba cantos de alabanzas a los dioses o a las bellezas de la tierra. Aquellos que tienen el privilegio de la voz bella y le regalan su don a los que están cerca suyo, son almas que ganan un poquito de cielo para la otra vida.

Eran los tiempos felices que se anteponían a las crueldades y saqueos en los que se vio envuelto el continente con la llegada de los invasores.

El día que los conquistadores llegaron a la tribu de Anahí, lo hicieron a fuerza de golpe y espada. Los que sobrevivieron al ataque fueron esclavizados y obligados a trabajar para el invasor. Anahí no fue la excepción. Sobrevinieron días de desconcierto, de temor y de tristeza.

Un día el centinela que custodiaba a los esclavos se quedó profundamente dormido, y la niña pudo escabullirse entre las rejas y huir. Pero el hombre se despertó y alcanzó a ver como la ésta huía. Rápidamente fue en su busca, pero al alcanzarla, Anahí lo hirió con un puñal y pudo zafar de los brazos del hombre para continuar con su huida.

El resto de los invasores no tardaron en buscar a la niña que se internó en los bosques. Pero no pudo escapar y finalmente fue atrapada. Los conquistadores, furiosos, ataron a la niña a un palo, le echaron paja y maderas y le prendieron fuego.

Pero algo inusual pasó. Las llamas del fuego parecían evitar tocar a la niña que callaba temerosa. Los hombres miraban enfurecidos y decidieron echar aún más leña al fuego, pero las llamas, cada vez más grandes, continuaban evitando tocar a Anahí. Y fueron creciendo a su alrededor, pero dejaron de ser fuego y se convirtieron junto con la niña en madera y en ramas, y en hojas, y en flores. Flores rojas como el fuego.
La naturaleza decidió no matar a la niña que con tanto amor cantaba las bellezas de la tierra. Y la convirtió en árbol para hacerla inmortal. Así fue que nació el primer árbol de ceibo en el mundo.

Hoy el ceibo es la flor nacional de la República Argentina y de la República Oriental del Uruguay, y es una de las flores más representativas del sur americano. Y además de árbol, es todo un símbolo.Símbolo de una herida que aún hoy no se termina de cerrar.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

El Panteón de Dioses Romanos


Mercurio, Venus, Marte. Júpiter, Saturno… sobre los diferentes planetas de nuestro Sistema Solar, los romanos moldearon todo un panteón divino que reflejaba a la perfección sus creencias religiosas. Sin embargo, aquellos cultos estaban extraidos de tantas y tantas culturas que formaban la base de la sociedad romana producto de un Imperio que no tenía impedimentos en ir adoptando dioses de los pueblos vencidos.

Hubieron dioses bárbaros como Sucellus, basado en el nórdico Thor; dioses orientales como Cibeles o la persa Mitra, e incluso dioses egipcios que llegados desde Alejandría vinieron a imponer su culto, como Apis, Serapis, o los más conocidos Isis u Osiris.
Sin embargo, fue la civilización griega quien más aportó a la mitología romana lo que provocó que se asimilaran algunos dioses de allí, e incluso muchos puedan a llegar a confundirse. Así, están Afrodita y Venus, o Ares y Marte, o Zeus y Júpiter.

A pesar de tanta variedad, podríamos agrupar a los dioses principales en cinco grandes grupos:
- Los dioses astrales: son los mencionados al principio. Nombres planetarios para los más grandes dioses romanos, Júpiter, Marte, Venus, Saturno…

- Los dioses tutelares: dioses de la protección, como Lares o Penates.

- Los dioses silvestres, relacionados con la Naturaleza, como Flora, Fauno o Pomona

- Los sobrenaturales, como las Musas o las Gracias

- Los personificados. Históricamente, todas las grandes civilizaciones han personificado en sus regentes al mismo dios venido a la tierra con forma humana. Es lo que ocurrió en Egipto con la figura del faraón, y lo que llegó a ocurrir en Roma con el emperador. Sin embargo, incluso las grandes virtudes fueron deificadas, como el honor, por ejemplo.

Curiosamente, en la mitología romana, y más concretamente, en el caso de los dioses astrales, aquéllos fueron identificados y caracterizados en estrecha relación a las propias virtudes del planeta que los representaba. Venus siempre se ha visto en el firmamento como el planeta más bello y brillante, y así se personificó a la diosa: como la diosa del Amor, bella y elegante. Mercurio, por ejemplo, es un planeta que apenas da tiempo a verse, pues sólo se llega a ver poco después de la puesta del Sol, o justo antes de su salida por las mañanas. Esa “velocidad” para aparecer y desaparecer fue la característica más conocida de Mercurio, un dios al que siempre se le ha pintado con unas pequeñas alas en los pies que le daban rapidez.

Por contra, el más lento de los planetas es Saturno, y por eso, quizás, siempre se le pintó anciano y pesado, relacionándolo con los metales y las tinieblas. Júpiter es el mayor de los planetas, y evidentemente ese es el nombre que lleva el más importante dios del panteón romano. Y así podríamos continuar con Urano, Neptuno y Plutón.
Os dejo para otra ocasión la figura del demiurgo, dios anterior quien según los romanos sería el encargado de la ordenación del mundo. Nada mejor que una buena lectura de la Metamorfosis de Ovidio para comprender la idiosincrasia de la sociedad romana, sus creencias y los mitos en que se sustentaba.

Plutón en la Mitología Romana, Dios del Inframundo


Plutón era el dios del inframundo en la mitología romana. Si hablamos de mitos griegos, su equivalencia sería el oscuro y misterioso Hades, en el cual, por cierto, se considera está basada su divina existencia. Ahora bien, Plutón se diferencia de Hades en que además de regentar el inframundo y a las almas de aquellos que allí acaban, también era el dios de los tesoros de la tierra, tanto de las cosechas como de los minerales que bajo la superficie se encontraban.

Plutón es fruto de la unión entre Saturno (Crono), dios de la agricultura, y Ops (Rea), diosa de la fertilidad. La parte más conocida de su historia es aquella en la que rapta a Proserpina (Perséfone), nacida de Ceres (Démeter), diosa hermana suya, y la convierte en su esposa.

Cuentan que Ceres, llena de dolor, acudió ante el padre de ambos, Saturno, para pedirle que intercediera ante el dios de lo oculto para que le devolviera a su hija. Tan inmenso era el dolor de la diosa de la fecundidad y de las cosechas que se olvidó por completo de bendecir la tierra y ésta prácticamente llegó a secarse provocando una gran hambruna entre los mortales. Entonces Saturno no tuvo más remedio que intervenir.

Pero Plutón no podía dejar marchar, así sin más, a su amada Proserpina así que le hizo comer pepitas de granada, semillas venenosas, para que no pudiera regresar al mundo de los vivos. La única solución posible fue el compartir la compañía de la bella joven. Pasaría entonces 6 meses con su madre, los meses de la primavera y del verano en los que todo nace y florece, y los otros 6 meses en el inframundo, los del otoño y el invierno, esos en los que la naturaleza se marchita y duerme en espera de que regrese la primavera.

Plutón vivía en el Tártaro, el cual se encontraba bajo el Erebo o entrada al inframundo, y allí recibía y juzgaba con mano dura e inflexible las tristes sombras de los que allí acababan debido a sus malas acciones en vida. Si el alma provenía de una persona buena iba a parar al Elíseo.
En cuanto a su apariencia, se le describe como de aspecto terrible, facciones duras y sombrías, con una espesa barba y generalmente coronado con un casco mágico fabricado en piel animal, regalo de los cíclopes, que tenía el poder de otorgarla invisibilidad. A menudo, en diferentes ilustraciones, también se le puede ver con un cetro negro y acompañado, en su trono de ébano, de cuatro caballos del color de la noche y del temible can Cerbero, el perro guardián de las tres cabezas.

El Tribunal del Hades


El Hades (o Inframundo) de la mitología griega era un reino en el sentido estricto del término. En éste había reyes, un palacio, leyes, tribunal, siervos, etc. Una suerte de plaza que limitaba, por un lado, con el Tártaro, lugar en donde las almas de los delincuentes e infractores estaban condenadas a sufrir, y por otro, con los Campos Elíseos, donde las buenas almas disfrutaban de la felicidad.

Las almas de los muertos eran transportadas por Tánatos (dios de la muerte), por su hermano Hipnos (dios del sueño), o por Hermes (mensajero de los dioses), descendiendo al Inframundo por las gargantas del río Estige, el cual desembocaba en el Aqueronte, río infernal que rodea el palacio de Hades. Las almas lo cruzaban en la barca de Caronte, y entraban al palacio por una puerta que vigilaba un gran perro de tres cabezas llamado Cerbero.

En el palacio se encontraba el tribunal compuesto por tres jueces, que enviaban a las almas por tres senderos según sus actos. El primer sendero se llegaba a la llanura de Asfódelo, donde se quedaban los mediocres. El otro dirigía a los Campos Elíseos, donde iban los afortunados, y el último, al Tártaro, lo más parecido a nuestra concepción cristiana de Infierno.

El tribunal administraba la justicia y juzgaba a los muertos. Los tres jueces eran:

- Minos: Hijo de Zeus y Europa, y rey de Creta, cuyo nombre era sinónimo de severidad a la hora de hacer cumplir las leyes. Su prudencia, sabiduría y equidad hicieron que una vez muerto mereciera las funciones de juez soberano de los infiernos. Se dice que se retiró durante 10 años a una cueva donde su padre Zeus le dictaba las leyes. Tenía un cetro en la mano y agitaba la urna fatal donde estaba encerrada la suerte de las almas.

- Eaco: Rey de Egina que se caracterizó por haber sido el más hábil y equitativo gobernante de su tiempo. Cuando una peste asoló a sus dominios, obtuvo de Zeus el favor de que las hormigas se convirtieran en hombres, y éstos, sus nuevos súbditos, fueron llamados por él Mirmidones. Debido a sus propios méritos llegó a ser otro de los jueces del tribunal.

- Radamante: También hijo de Zeus y Europa, y, por lo tanto hermano de Minos. Habiendo reñido con éste, se retiró a Licia. Su espíritu dado a la equidad tuvo tal magnitud y trascendencia que, cuando los hombres de muchos reinos querían expresar una sentencia justa, aunque fuera severa, la llamaban Juicio de Radamanto.
Estos tres jueces fueron elegidos porque en vida habían gozado de una gran reputación, por ser honestos, generosos y justicieros.

El Rapto de Europa


Jugaba un día la bella princesa fenicia Europa, hija de los reyes de Tiro Agenor y Telefasa, en el prado junto a otras jóvenes de la región. Admiraban entre risas a los espléndidos toros del padre de la princesa, la cual poseía tal hermosura que era motivo constante de disputa tanto entre los mortales como entre los dioses que alguna vez se habían deleitado con su presencia.

Pero he aquí que uno de los toros, sin duda el de mayor magnífico de todos gracias a su deslumbrante color blanco, se separó del resto y se acercó a Europa, postrándose incluso ante ella. La joven, que primero se asustó, poco a poco fue sintiéndose halagada y comenzó a acariciar a la noble bestia. Momentos más tarde se hallaba sentada sobre su lomo mientras disfrutaba llena de confianza. Claro que no sabía lo que ocurriría después…

De repente el toro se lanzó a una carrera desenfrenada y saltó al mar desde el acantilado, llevándose consigo a una Europa presa del pánico. No entendía qué ocurría, no sabía qué había podido pasar, desconocía que realmente ese toro blanco no era otro que Zeus, el dios, que, loco de deseo por ella tras verla la primera vez, había urdido un plan para que ella no pudiera rechazarlo como había hecho con el resto de sus pretendientes.

Todas estas preguntas hallaron respuesta una vez que alcanzaron la isla de Creta. Allí Zeus adquirió de nuevo forma de hombre y poseyó a Europa cerca de la Fuente de Gortina, concretamente bajo un árbol que aún hoy existe y que daba plátanos como fruto, (se dice que por eso desde entonces sus hojas siempre permanecen verdes). Del encuentro entre Europa y Zeus nacieron tres hijos, los cuales tuvieron por nombres el de Sarpidón, Radamantes y Minos (futuro rey de Creta y carcelero del temido Minotauro).

Pero el dios, que tenía que regresar al Olimpo, no quiso ser del todo injusto con la joven y le hizo tres regalos valiosos: Un autómata de nombre Talo que le serviría para vigilar la costa de la isla, un perro que era siempre certero con sus objetivos de caza y una jabalina que siempre daba en el blanco. Además concertó su matrimonio con el Rey de Creta, Asterión, el cual incluso adoptó a los vástagos de Zeus como suyos.

Cuenta la leyenda que, entretanto, el padre de Europa, desesperado, caminó y caminó por todos los caminos llamando a su hija: - ¡Europa!, ¡Europa!- sin hallar nunca contestación. Y que los habitantes de esos otros lugares por los que iba pasando terminaron llamando así al continente.
Cuenta también que, tras la muerte de Europa, en su honor Zeus convirtió en constelación a la forma de toro gracias a la cual había podido raptar a la princesa, incluyéndose desde ese momento entre los signos del zodiaco.

martes, 29 de diciembre de 2009

El Caso Cañitas, Jugando con la Ouija


El caso Cañitas ha sido un caso muy sonado entre los misterios paranormales y ha traído consigo diversas opiniones y bastantes polémicas. Es una historia sobre un grupo de amigos que pasan unos días en una casa y realizan la Ouija en Cañitas, México. El caso no tendría tanta relevancia a no ser por todo lo que aconteció los días posteriores y que alguno de los componentes sufrió alguna que otra desgracia.

La historia del Caso Cañitas trata así:

Un grupo de chavales se hospedan por unos días en casa de unos amigos. Para pasar el rato no se les ocurre cosa mejor que jugar a la Ouija. A partir de ese momento empiezan a ocurrir sucesos extraños en la casa, como puertas y ventanas que se abren y cierran, voces, ruidos, etc.… Uno de ellos, Manuel, empieza a hablar con una voz ronca y diferente a la suya. Muchas de sus palabras ni tienen sentido y pronuncia alguna que otra de tono soez.

Por ello, ya algo asustados, deciden terminar la sesión de Ouija y ver qué le pasaba a Manuel.

Pero el chico no recordaba en ningún momento lo que había ocurrido. Sólo afirmaba que no podía moverse, y tampoco hablar. Su cara tenía un gesto muy raro y estaba desfigurada, parecía ser otra persona.

Por otra parte, toda la noche la pasaron desvelados por los ruidos tan extraños que no dejaban de oírse en la casa. Hasta que por fin amaneció en el lugar y, María (otra componente del grupo) se levantó muy temprano para dar de comer a su hijo que no dejaba de llorar porque estaba hambriento.

Salió al pasillo para ir a la cocina y calentar el biberón, pero algo apareció ante ella… sus ojos no daban crédito a la figura espectral que en su dirección se dirigía. Era un ente flotando, sus pies no tocaban el suelo e iba vestido con una especie de atuendo de monje. Sus dedos eran huesudos con uñas largas y sucias.

María gritó con todas sus fuerzas. Su voz resonó en toda la casa e hizo que todos se despertaran. Cuando llegaron dónde se encontraba María, parece que el ente se esfumó. Los demás no le dieron mayor importancia al suceso y lo achacaron al nerviosismo del día anterior y quizás, a una mala pasada de la imaginación de María.

Pero, ¿sería sólo eso?…

Hospital Manuel Lois y su Tenebrosa Historia


Manuel Lois García fue un soldado de infantería marina nacido en Ordes, donde suministraba servicio en la tripulación del cañón número cuatro de babor del buque Baleares en la guerra civil española. En un enfrentamiento entre disparos, salió ardiendo una caja donde había un proyectil en llamas, lo tomó entre sus manos, y sin titubear lo tiró al mar para que no explotara en su nave, salvando a su tripulación, y como consecuencia muriendo calcinado. Tiempo más tarde, precisamente el 18 de Julio de 1.954, por sus acciones heroicas, fue bautizado en su honor este peculiar hospital.

En pleno centro de la capital de Huelva se situaba el imponente Hospital Manuel Lois. Esta residencia, era extraordinariamente extensa, medía casi once mil metros cuadrados. Años más tarde pasó a ser utilizada como almacén de material del SAS (Servicio Andaluz de Salud) y sólo se conservó un sector destinado a servicios de emergencia.

Este anexo, que a diario albergaba a cientos de vidas se vio colmado del sufrimiento, desesperación y angustia de cada una de las personas que veían aproximarse el fin de sus vidas encerrados dentro de las 4 paredes del nosocomio. En este sector solía aparecer una “dama de blanco” cuyos desconsolados lamentos se podían escuchar noche tras noche por los inmensos pasillos, alterando notablemente la paz mental de los empleados de urgencias. Muchos de ellos padecieron las consecuencias de las oscuras apariciones y terminaron dejando sus puestos por sufrir depresión, ataques de nervios e histéricos episodios.

Por estos sucesos el pasillo que comunicaba la sala de urgencias con el resto del edificio fue tapiado, pero aún así se podían seguir oyendo los ruidos de camillas y sillas de ruedas, gritos, sollozos, respiraciones aceleradas, y una sensación de intensa angustia que inundaba el aire y calaba hasta los huesos.

Pero no sólo las personas eran capaces de experimentar estas emociones, como sabemos los animales poseen un sexto sentido que los hace mucho más perceptivos. En determinadas zonas del hospital, los canes de los empleados de vigilancia se sentían amenazados o se rehusaban a ingresar a las habitaciones; la historia más llamativa es la de Danko, este animal se sintió acechado por una presencia que su dueño no podía percibir, lo mismo sucedió con otros perros de vigilancia, ellos se mostraban temerosos y agresivos hacia “algo” que no estaba allí.

Otro de los guardias de seguridad presenció junto a su can la aparición terrorífica de la dama de blanco y logró escuchar sus lamentos de ultratumba. El suceso fue escalofriante… en medio de la absoluta oscuridad e iluminado solo con la luz de una pequeña linterna el perro comenzó a tirar de la correa en dirección al espectáculo más apabullante, una presencia fantasmal femenina que se aproximaba hacia ellos acechándolos. Por el gran pavor el vigilante sufrió un ataque de nervios lo que le llevó a renunciar a su puesto de trabajo sin querer regresar jamás al lugar ni volver a desempeñar las mismas tareas.

En Diciembre de 1993 se cierra el complejo quedando en el olvido durante más de 1 década y media, tiempo durante el cual sólo los pasos de los agentes de seguridad nocturna daban vida al desértico lugar. Fueron ellos los últimos testigos de numerosos sucesos misteriosos, y es en los últimos pisos del edificio donde al igual que los demás, aseguraron haber presenciado las más espeluznantes apariciones fantasmales, de la cual destacaban la etérea presencia de una enfermera o monja, una mujer fantasmal que paseaba con sus ropajes blancos por los oscuros y lúgubres pasillos.

Dentro del edificio abandonado habían quedado resabios de la propia actividad que allí se realizaba, diversas camillas, colchas, jeringas, y demás instrumentos médicos estaban diseminados por doquier. Cierta noche en la cuarta planta de la institución, algunos de los viejos y raídos colchones comenzaron a arder sin causa aparente. A raíz de la cantidad de objetos inflamables que allí se encontraban, las llamas se extendieron de forma abrupta y el incendio fue intenso. Ante tal catástrofe el cuartel de bomberos de Huelva acudió de inmediato para sofocar las llamas que les prestaban una voraz resistencia.

Uno de los bomberos que participaron del salvamento comentó tiempo después que pudo distinguir entre la humareda una silueta femenina muy clara y definida, creyendo por tanto que en verdad una persona corría peligro. Al acercarse notó como esta mujer se alejaba de él, logró ver que ella vestía un traje de enfermería de décadas pasadas y como desaparecía entre las llamas. Esta visión le produjo un pánico intenso y dicho recuerdo se plasmo en su retina para quedar presente por el resto de su vida.

Este acontecimiento no fue el único, durante los últimos años el hospital fue sede de 6 quemas inexplicables, hasta que la estructura fue demolida. De ahí en más cesó la actividad paranormal, pero el recuerdo del horror y lo inexplicable quedará para siempre en la memoria de los residentes de Huelva.

Para los estudiosos del universo paralelo la demolición de este establecimiento significó una enorme pérdida ya que no tuvieron oportunidad de ingresar a las instalaciones, indagar sobre el porqué de las recurrentes apariciones ni tampoco ayudar a esas almas descarnadas a que encuentren su propio rumbo, quizás por ello estos entes perdidos nunca hallen la paz y deambulen eternamente inmersos en el pasado, reviviendo una y otra vez cada segundo de su sombrío final.

La Fiura, Horror y Maldad Femenina


Se dice que Fiura viene de figura, y también de furia. La figura de Fiura está inmersa dentro de la mitología chilena. Según las fuentes nos encontramos ante una mujer de aspecto horrible, que habita los bosques, acompañada de su marido y padre el Trauco. Hija de de La Condená, busca de los hombres su aliento, para disfrutar sexualmente de ellos quedando estos tullidos, pero plenamente satisfechos. En su búsqueda se apodera de los niños de las familias para criarlos como suyos, y es capaz de arrancar cabeza, manos y miembros a cualquier persona, o con su aire provocar la mayor de las epidemias.

Esta era la historia que los chilenos antiguos contaban a sus hijos para que no marcharan solos por los bosques o caminos solitarios. Según dicen tenía por costumbre bañarse en cascadas con agua limpia y pura, y desprendía dulces cánticos, con voz melódica, para atraer a sus víctimas. Se escondía por los matorrales para no ser descubierta.

También se dice que se podía seguir el rastro de Fiura por las cantidades de comida que deja a su paso, su alimento preferido es la espinosas chauras. Su fuerza y su destreza era tal, que los hombres temían combatir con ella en el bosque, ya que decían que era como atacar a una sombra.

Las familias del sur de Chile temían a la Fiura, ya que ésta adoptaba posturas imposibles y mostraba muecas a todo aquel que se encontraba con ella. Su rostro era impenetrable, con ojos tan rasgados que apenas se le veían claramente, y su enorme nariz tapaba su cara por completo. Se dice de ella que era coqueta a pesar de que su fealdad era comparable a las peores pesadillas de los hombres. Solía danzar por los pantanos, y parar para ver su feo rostro reflejado en algún charco. Para después peinarse con un peine de plata.

La leyenda de la Fiura cuenta que era imposible curar las heridas que podía crear, tan solo en contadas ocasiones. Se trataba de un ritual que solo los machis, consejeros del antiguo pueblo Mapuche, eran los sacerdotes capaces de contrarrestar las heridas causadas por la fiereza de la Fiura. Sus ordenanzas decían que para salvar el mal causado por el ataque debían raspar su piel con piedras de mármol de iglesias antiguas. Para las deformaciones que podía causar era preciso recoger una rama de enredadera al amanecer, rama que luego era llevada hasta el enfermo y golpeada con fuerza hasta que brotase la savia. Después la rama debía ser lanzada al mar y esperar la recuperación del enfermo.

Esta leyenda está muy extendida por Chile, formando parte de su folclore y sus costumbres. Algunos cuenta que son varias las fiuras que llegaron a existir, y su poder era tal que ningún hombre podía luchar realmente contra ella, y solo los sacerdotes y magos eran los encargados de enfrentarse a su malicia.

Mezcla entre historia y mitología, la Fiura es un personaje legendario dentro de la historia

La Leyenda de Río de la Plata


La historia argentina parece signada por la paradoja desde sus inicios. Cómo puede ser, se preguntan todos, que un país tan rico como éste sea marcadamente azotado por la pobreza, que se viva remando de crisis en crisis, que eternamente sea un país en vías de desarrollo.

Una realidad hoy tan contundente tiene una extraña coincidencia con la leyenda que dio origen a su nombre. Y así es que mientras la expresión más común en este país podría ser “no tengo plata, che”, curiosamente la palabra Argentina deriva etimológicamente del latín “argentum” que en resumidas cuentas significa nada más y nada menos que “plata”.

Juan Díaz de Solís era portugués, o era español, no se sabe. Como buen marinero era apátrida. Aparentemente era hijo de españoles pero habría nacido en Portugal. Empezó su carrera en la marina portuguesa realizando varios viajes a las colonias americanas, pero los corsarios franceses prometían más beneficios, y como Solís buscaba amarrar en el mejor puerto, empezó a trabajar para estos, hecho que le cerró las puertas para el regreso a Portugal.

De cualquier forma, su experiencia lo llevó fácilmente a las flotas de Castilla y desde entonces buscaba un paso a través del continente que lo llevara al Océano Pacífico cuando en 1512 es nombrado sucesor de Américo Vespuccio y Almirante de la Flota de España. En 1515 llegó al hoy llamado Río de la Plata. Fue el primero en pisar esas tierras y ese fue su último viaje.

Los náufragos de aquella expedición que volvieron a España, decían que en la región habitaban indígenas que les habían regalado objetos de plata, mencionaron la existencia de la Sierra de Plata y, mientras que Magallanes juzgaba impracticable la exploración del Mar Dulce, como se llamaba al Río de la Plata, seguía hacia el sur y encontraba el paso interoceánico, iba creciendo la leyenda de que el Río de Solís o Mar Dulce llevaba hacia la Sierra de Plata, el Imperio del Rey Blanco, donde abundaban los metales preciosos.

Sebastián Caboto era veneciano. Pensó que la leyenda podría ser cierta. Venía con la orden de la Corona de repetir el itinerario de Magallanes pero los relatos que se difundían en las costas de Brasil acerca de las riquezas de aquella región desviaron su trayectoria.
En esas tierras descubiertas por Solís construyó el primer asentamiento, convivió un tiempo pacíficamente con los indígenas de la zona y exploró la región buscando la codiciada plata. Volvió a con las manos vacías. Apenas algunos obsequios de plata hechos por los aborígenes con los que se relacionó valieron de evidencia en España para nombrar definitivamente a este río como Río de la Plata.

La Leyenda del Don Juan de Tirso de Molina


Dicen que hay un hombre, uno solo, capaz de seducir a cualquier mujer sin llegar siquiera a tocarla. Dicen, que ha hecho el amor a más de mil mujeres. Eso dicen. Dicen que no es un don juan cualquiera sino el único Don Juan. Dicen que puede conseguir cualquier cosa que desee, pero que no puede amar.

En la Europa medieval, Tirso de Molina escribió la historia de El burlador de Sevilla y convidado de piedra, ¿invención pura, realidad o desesperado intento de expresar un deseo oculto? Tal vez todos. Lo cierto es que la imprenta dio la oportunidad al papel de transmitir quizás un trovar popular más allá del olvido de las generaciones, y nos llega sellado con tinta el reprimido instinto de aquellos tiempos oscuros de inquisición y peste negra.

Moliere, Pushkin, Corneille, Mérimee, Byron, Baudelaire, Dumas, Machado, Tennesee Williams, Apollinaire, Bernard Shaw… todos intentos de alcanzar a tirar del cortinado que cubre el misterioso origen del Don Juan. Ahí quedó plasmada la obra de José Zorrilla, “Don Juan Tenorio”, que hizo temblar el espíritu religioso del barroco. Después de siglos, varias películas también cayeron rendidas a los pies de Don Juan.

Aunque todos, en el fondo, llevemos un don juan dentro, tal vez este personaje, que crece y se envalentona con el impulso vital de la atracción, difiera un poco del legendario Don Juan de pura sangre, el Don Juan de linaje y estirpe única que gana y regala, que consigue y se deshace de lo conseguido, que ocupa mujeres como un territorio de paso que luego abandona a su suerte. Don Juan busca la victoria pero no le interesa la conquista, Don Juan es el hombre libre o su propio esclavo, porque Don Juan enamora pero no ama, Don Juan odia amar.

Don Juan, si vivió, paseó por las corrompidas cortes libertinas de los Austrias como Felipe IV y Luis XIV, rodeadas por una creciente nobleza ociosa, viajera y cosmopolita. Don Juan puede haber sido, más precisamente, Don Juan de Tassis, el conde de Villamediana, siempre envuelto en escándalos. En esos tiempos Madrid era la cabeza de un imperio en auge expansivo en cuyas entrañas corría, imparable, la decadencia.
Por esas cortes de los últimos Austrias en las que Tirso de Molina fue Confesor Real, también estrenaba sus obras Lope de Vega, otro don juan como Felipe IV y como el conde de Villamediana, cuya hija fue raptada por un tal Tenorio proveniente de una antigua familia de la nobleza. Aún conociendo todos los orígenes posibles de la obra de Tirso de Molina seguimos sin saber a ciencia cierta cuál de todos los don juanes fue el verdadero Don Juan. Y si no existió… ¿existirá?

Historia del Champagne


El champagne es un vino espumoso originario de la región de Champagne (Francia) y que es muy apreciado en el resto del mundo. Tanto es así, que muchos países se han esforzado en conseguir caldos similares para comercializarlos y hacer frente a la competencia francesa.

Hay vestigios de que desde la era terciaria había viñedos en la región de champagne y que se utilizaban para obtener vinos, desde entonces, hasta la llegada de los Celtas, se siguió con esta tradición, pero es a partir del año 57 a.C., cuando Julio César invade la Galia y los romanos se asientan en esta región, instalándose en ella los nobles y comenzando con el cultivo tradicional de la vid. Es entonces cuando surge el champagne.

En el año 496, los francos se apoderan de esta zona y Clovis es declarado rey de la Galia y durante los dos siglos siguientes se da un gran auge al cultivo de viñas en torno a las abadías (la más notable es la de Hautvillers). Celebran grandes ferias en la región y esto, junto a la facilidad de transporte por los ríos y por las vías romanas, da un gran impulso a los vinos de Champagne que competían con los de Borgoña.

En 1638 nace Pierre Perignon, se hizo benedictino y fue administrador de la abadía de Hautvillers que disponía de grandes plantaciones de viñedos. Perignon observó que el vino, tras el invierno, tendía a soltar burbrjas y quiso embotellarlo con ellas, por lo que pensó que la segunda fermentación debía llevarse a cabo dentro de la botella. Pero el problema radicaba en cómo cerrar la botella, hasta que un día encontró a unos peregrinos españoles que cerraban sus cantimploras con corcho y decidió hacer lo mismo con sus vinos, asegurándolos además con una cuerda para que así la segunda fermentación fuera posible dentro de la botella.

También se le ocurrió mezclar uvas de distintas zonas, mejorando el champagne y establecer unas reglas para su elaboración, como son las de no usar más que uvas de pinot noir, podar los viñedos para que no alcanzaran más de 90 cm. de altura, recoger sólo las uvas que estaban enteras y cuando hacía frío, poner telas húmedas sobre los racimos que estaban al sol para conservarlos frescos, no permitir ningún tipo de maceración que cambiase el sabor del mosto, dar varias prensadas rápidas y suaves separando el mosto de cada prensada.

Así es como Perignon mejoró ostensiblemente el ya existente Método Champanoise, aunque en muchas ocasiones se la atribuye a él su descubrimiento.

Enseguida el champagne se puso de moda en la corte francesa y era un gran signo de elegancia y refinamiento. Aún quedaban varios problemas por resolver, como el de las roturas de botellas por el gas. Pronto se subsanó fijando la proporción de azúcar que se añade a la segunda fermentación en la botella. Otro gran problema era el de quitar de las botellas los residuos sólidos que enturbian el vino. Esto lo resolvió la viuda de Clicquot perforando unas mesas y poniendo las botellas boca abajo, removiéndolas y haciendo que los posos se depositen en el tapón, sacando después el corcho y poniendo uno nuevo.
Fue entonces cuando el champagne ya estuvo listo para que llegara a nosotros tal y como lo conocemos actualmente.

Historia del Turrón


Turrón y Mazapán son dos productos elaborados a base de almendras y azúcares cuyo origen se remonta a siglos y siglos atrás. Se presume que ya en la época griega se preparaba una pasta compuesta por frutos secos (almendra principalmente) y mieles, la cual servía a los deportistas griegos como producto energético para participar en las Olimpiadas. Más recientemente, se han constatado datos históricos que aseguran que el turrón ya existía en la villa de Sexona (actual Jijona) en el siglo XVI. Los árabes fueron los que introdujeron este dulce, y así lo reconoce el Consejo Regulador de las Indicaciones Geográficas Protegidas del Turrón de Jijona y Alicante. A pesar de todo, existen diferentes versiones acerca del origen del turrón. Unas fuentes afirman que el turrón surgió tras un concurso propuesto por los árabes en el que se trataba de buscar un alimento nutritivo que se conservara en buenas condiciones durante una larga estancia y que fuera transportado fácilmente por sus ejércitos sin peligro de intoxicación. Otras fuentes, no obstante, afirman que el turrón surgió gracias a la elaboración por parte de un artesano de Barcelona, apellidado Turró, el cual realizó un alimento con materias primas abundantes de la región que sería un recurso indispensable en épocas de escasez y hambrunas. Los defensores de esta versión derivan en que el nombre de turrón nace del apellido de dicho artesano. Ésta versión, a pesar de su aparente sencillez, es la menos respaldada. El carismático jijonenco, Fernando Galiana, quien dedicó muchos años de su vida a estos estudios, establece que la palabra turrón procede de torrat, que era una mezcla de miel y frutos secos que se cocía directamente en el fuego para dar una masa consistente y fácil de manejar. Existen más versiones, pero estas son las más expandidas. En Jijona, existe incluso una leyenda que nos narra, a modo de cuento, cómo se originó el turrón:

“Por aquellos tiempos, el Rey contrajo matrimonio con una princesa escandinava, por lo cual ésta tuvo que venir a estas tierras dejando atrás su frío país de origen. La princesa se sintió muy triste al no poder disfrutar de los bellos paisajes de su país llenos de nieves perpétuas. El rey, desesperado por ver a la nueva reina decaída, para evitar su tristeza, tuvo la idea de plantar por todos sus territorios, alrededor del castillo, miles de almendros. De este modo, cuando los almendros florecieron, sembraron el paisaje de tonalidades blancas, de tal modo que todo parecía nevado, y la princesa volvió a recuperar su felicidad. Los habitantes de Jijona, a partir de ese momento, aprendieron a recoger los frutos de los almendros y a tratarlos, elaborando así las primeras muestras de turrón y derivados. ”

Y así acaba la leyenda... Hay otras ciudades como Toledo y Agramunt en las que también se tienen referencias históricas de la elaboración de turrón y mazapán, a pesar de que Jijona se erige como la ciudad del turrón y documenta históricamente su origen.

De todos es sabido que el consumo de turrón prácticamente se reduce a las fechas navideñas. Respecto a este tema, cabe destacar un libro de Francisco Martínez Montiño titulado “CONDUCHOS DE NAVIDAD”, que data de 1584. Su autor era el jefe de cocinas de Felipe II y en él se reflejaba ya la costumbre de comer turrón en las fechas navideñas ya en el siglo XVI. La mayoría de fábricas de turrón centran su mayor producción en los meses previos a Navidad (generalmente, desde Septiembre a Diciembre) para poder abastecer a España y resto del mundo (Japón, EEUU, Cuba, Venezuela, Argentina, Costa Rica, Francia, Alemania, etc.) del ansiado y esperado dulce de Navidad. El resto del año cierran sus puertas a la vez que esperan el inicio de la nueva campaña.

Entre los problemas principales que presenta este sector están el estancamiento del mercado y la falta de mano de obra. Cabe destacar que a principios de los 90 el sector sufrió una grave crisis que llevó a la quiebra a grandes empresas punteras y puso en apuros a otras tantas, con el consecuente despido de cientos de trabajadores y la desestabilización de dicha economía. Actualmente, la situación ha mejorado y las cifras indican un aumento en la producción y en los recursos. Ésta palpable recuperación del mundo turronero ha aliviado a cientos de familias jijonencas cuyo sustento dependía exclusivamente de la temporada del turrón.

A lo largo de mucho tiempo, sobre todo a finales del siglo XIX y principios del XX, otras muchas familias jijonencas se fueron a vender turrón en toda España (Madrid, Barcelona, Mahón, Málaga, Valencia, Oviedo, Bilbao, Figueres, Badalona, Tarragona...) con las dificultades que ello suponía para la época. Llegaban con los carritos cargados y trataban de vender todas sus mercancías para volver a Jijona con el sustento ganado. Conforme el negocio iba prosperando, era bastante típico montar las tiendas en los portales de las casas céntricas de la ciudad. Hoy en día, todavía existen negocios centenarios que han mantenido la tradición de vender turrones y mazapanes en estos portalitos antiguos y casi derruidos, e incluso obtienen mayores ventas en ellos que en nuevas tiendas montadas a posteriori. Siguiendo con la tradición jijonenca, la mayoría de estos negocios que inicialmente eran de turrón, han derivado también en venta de helados, aunque al contrario también ha ocurrido. A modo de anécdota podemos contar la historia del "tio Ostrolica", turronero en Barcelona, quien apurado por el mal tiempo que llevó a que la gente no saliera a la calle a comprar, decidió correr una aventura para poder vender todo el turrón que le quedaba. Se dirigió hacia el puerto y se embarcó con destino desconocido. Al cabo de unos meses regresó a su Jijona natal, donde le aguardaba su família. Cuando le preguntaron que dónde había estado, sólo supo responder lo que había oido puesto que en este lugar no entendía lo que sus gentes decían: dijo que había estado en Ostrólica o algo así. Definitivamente, había estado en Australia, ni más ni menos.

Panettone


El panettone (en milanés panetùn o panetton) es un bollo con pasas tradicional de Navidad en Milán (Italia). Tiene forma de cúpula y se elabora con harina, levadura, huevos, mantequilla, azúcar, pasas y fruta cristalizada.

Dada su popularidad internacional, se vienen realizando esfuerzos para obtener una Indicación Geográfica y una Denominación de Origen Controlada para este producto. Estas iniciativas han cobrado mayor importancia en los últimos años dada la creciente competencia en Latinoamérica, donde el panettone está muy presente en las fiestas navideñas.

Con su típica forma de cúpula y una altura de unos 12 a 15 cm, se sirve en rebanadas verticales, acompañado de vinos dulces como el asti spumante o el vino moscatel, e incluso con vinos con más cuerpo o bebidas calientes.

El panettone se consume de diferentes maneras, ya sean rebanadas finas o gruesas, para el desayuno o como postre al final del almuerzo. En algunos países se sirve tostado, y se unta con salsas y mermeladas o se recubre o rellana con cremas.

Historia

Los antiguos romanos fueron los primeros en endulzar un pan con levadura con miel. Se testimonia su presencia en una pintura del siglo XVI de Brueghel el Viejo y en un libro de recetas de Bartolomeo Scappi, cocinero personal de papas y emperadores en los tiempos de Carlos V.

Hay muchas leyendas sobre el origen del panettone. Según la primera de éstas, la historia de este postre nació hace más de cinco siglos, alrededor de 1490, cuando un joven aristócrata, Ughetto Atellani de Futi, se enamoró de la hija de un pastelero de Milán. Para demostrarle su amor se hizo pasar por aprendiz de pastelero e inventó un pan azucarado con forma de cúpula a base de frutas confitadas y aroma de limón y naranja. Los milaneses empezaron a acudir en masa a la pastelería a pedir el «pan de Toni», así se llamaba el ayudante, y de ahí viene el nombre de panettone.

Según otra leyenda, probablemente más conocida, el panettone nació en la corte de Ludovico il Moro, señor de Milán desde 1494 a 1500, en la Nochebuena. Se cuenta que el Duque celebró la Navidad con una gran cena, llena de deliciosos platos dignos de la riqueza de la corte milanesa. El postre iba a ser la natural conclusión de tan lujoso banquete, sin embargo, al momento de sacarlo del horno, el cocinero se dio cuenta que se había quemado. Hubo un momento de terror en la cocina de Ludovico, pero afortunadamente un lavaplatos llamado Toni había pensado utilizar las sobras de los ingredientes para amasar un pan dulce y llevárselo a su casa. Dada la situación, el joven Toni propuso al cocinero servir su pan como postre. Era un pan dulce muy bien subido, lleno de fruta confitada y mantequilla que fue llevado inmediatamente al Duque. El inusual postre tuvo un enorme éxito y Ludovico preguntó al cocinero quién lo había preparado y cuál era su nombre. El cocinero presentó al Duque al joven Toni, quien confesó que ese postre todavía no tenía nombre. El señor entonces decidió llamarlo «Pan de Toni», que con los siglos se convertiría en panettone.

El primer registro del panettone como dulce navideño tradicional milanés es un artículo del escritor iluminista Pietro Verri en el siglo XVIII, que lo llama pane di tono (‘pan grande’).

Su industrialización hizo que su consumo se hiciera tradicional en Italia, y luego a nivel mundial, durante la Navidad. En el año 1919 el empresario milanes Angelo Motta y luego en el 1933 Gino Alemagna, lanzaron en toda Italia y el mundo el panettone, dulce típico de Navidad.
De aquel primer pan se han derivado numerosas variaciones y se puede encontrar con uvas, pasas, piñones, almendras, chocolate y frutas confitadas. En Milán terminó por convertirse en un postre tradicional navideño, sobre todo desde que los empresarios empezaron a regalarlo a sus clientes como obsequio.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Pablo de Tarso


Nació entre el año 5 y el año 10 en Tarso, en la región de Cilicia, en la costa sur del Asia Menor (la actual Turquía). La ciudad de Tarso tenía concedida la ciudadanía romana por nacimiento (Hechos 22:22-29). Por lo que Pablo era ciudadano romano pese a ser hijo de judíos.

Hijo de hebreos y descendiente de la tribu de Benjamín, en su adolescencia es enviado a Jerusalén, donde estudia con el famoso rabino Gamaliel (Hch 22, 3). Tuvo una educación mucho mayor que los humildes pescadores que fueron los primeros apóstoles de Cristo.

Pablo de Tarso fue un activo perseguidor de los cristianos bajo la influencia de los fariseos. De hecho él fue de los que participó y asintió en la ejecución de San Esteban, el primer mártir (denominado protomártir) de la iglesia de aquel entonces, quien fue víctima de lapidación no como consecuencia de la barbarie de la multitud, sino como cumplimiento de una ejecución judicial, pues Saulo contaba con la venia de Roma.

En el año 36, camino a Damasco, tuvo una visión y se convirtió al cristianismo. Según el libro de los Hechos de los Apóstoles y las epístolas paulinas fue gracias a una aparición de Cristo camino de la ciudad de Damasco, luego de la cual pide ser bautizado.

Comenzó su actividad de evangelización cristiana en Damasco y Arabia. Es perseguido por los judíos y huye a Jerusalén, donde es visto por Bernabé quien lo lleva con Pedro y con Santiago en el año 36. Huye de Jerusalén, escapando de los judíos de habla griega. Se lo llevan a Cesárea y es enviado a refugiarse en Tarso.

Bernabé acude a Tarso y se va con Pablo a Antioquía, donde pasaron un año evangelizando. Antioquía se convierte en el centro de los cristianos convertidos desde el paganismo. Aquí surge por primera vez la denominación de cristianos para los discípulos de Jesús.

Introducción

Según Reinaldo Fabris, autor del Libro "Pablo, el apóstol de las Gentes", este personaje no cambió su nombre al convertirse al cristianismo, ya que como ciudadano romano y nacido en Tarso, además de ser judío tenía gran influencia de la cultura helenística y romana, por lo que como todo romano de la época tenía un “praenomen” relacionado con una característica familiar (el cual es SAULO, su nombre judío), y un “cognomen” que se asocia a una característica física (que en este caso es PABLO, que es su nombre romano).

El conocimiento de la cultura helénica —hablaba fluidamente el griego como el arameo— le permitió predicar el Evangelio con ejemplos y comparaciones comunes de esta cultura por lo que su mensaje fue recibido en territorio griego claramente y ésta característica marca el éxito de sus viajes fundando comunidades cristianas. Pablo es considerado por muchos cristianos como el discípulo más importante de Jesús, a pesar de que nunca llegó a conocerlo, y, después de Jesús, una de las personas más importantes para el cristianismo; como también fue Pedro y Juan.

Pablo es reconocido por los católicos como un Santo. Hizo mucho para introducir el cristianismo entre los gentiles y es considerado como uno de las fuentes significativas de la doctrina de la primitiva iglesia cristiana.

La conversión

En las obras de arte y en la creencia popular se tiene la imagen de que Pablo se cayó de su caballo, cuando ni en las epístolas ni en los Hechos de los Apóstoles se menciona una caída de un caballo y, es más, pudiera tratarse de un anacronismo.

Según los Hechos de los Apóstoles "Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió." (Hechos 9)

En sus epístolas no da detalles sobre este hecho, pero sí afirma que perseguía a los cristianos y que se le apareció Jesús "a mí, que soy como el fruto de un aborto" (1 Corintios 15; 3-8).

Muchos científicos han querido refutar la llamada Visión de Pablo, aduciendo varias explicaciones rayanas en la especulación.

Se ha sugerido a través de no-creyentes, que este fenómeno podría tratarse de un ataque epiléptico, pues la epilepsia puede ocasionar ceguera temporal y visiones místicas acompañadas de sentimiento de placer (epilepsia extática). También se ha comparado este relato con una experiencia cercana a la muerte, se ha dicho que podría haber sufrido un delirio como consecuencia de una insolación, etc.

En contra de la hipótesis de una experiencia cercana a la muerte, puede decirse que la luz que se ve en este tipo de experiencias no causa ceguera, aunque no puede descartarse que la ceguera de Pablo sea metafórica y no física, en cuyo caso esta teoría sería más plausible.

La hipótesis de una epilepsia del lóbulo temporal derecho es defendida, entre otros, por el neurobiólogo Francisco J. Rubio. Sin embargo, de tratarse de una epilepsia sería atípica, pues, siguiendo a este científico, los que sufren este mal relatan que han conectado con Dios si son creyentes (p.e. Santa Teresa de Jesús), mientras que los budistas hablan de iluminación, es decir, que suele haber cierta predisposición. En el caso de Saulo, sin embargo, resulta atípico que manifieste haber visto a Jesús cuando se dedicaba a perseguir a sus seguidores y se pase al enemigo.

En cualquier caso, con independencia de si la visión en el camino de Damasco fue milagrosa o tiene explicación científica, el resultado es que Saulo de Tarso, que se dedicaba a "perseguir sobremanera" y "asolar" con "celo" las comunidades cristianas, según sus propias palabras (Gálatas 1; 13; Filipenses 2; 6), tuvo un testimonio que lo marcó para el resto de sus días, literalmente se pasó al enemigo para ser el principal difusor del cristianismo arriesgando su vida, sufriendo encarcelamientos y, finalmente, morir decapitado en Roma. Pablo fue fiel hasta la muerte al testimonio que lo convirtió en uno de los apóstoles más efectivos de Jesucristo.

Viajes misionales

A partir del año 46 comienzan los tres grandes viajes misioneros de Pablo:

En el primer viaje misional, junto con Bernabé y su primo Juan Marcos de ayudante, parte de Seleucia, puerto de Antioquía, donde había predicado durante un año, hacia la isla de Chipre, concretamente a Salamina. Este era el primer lugar donde predicaban a los "no judíos", es decir, a los gentiles o paganos.
En Pafos, se convierte al cristianismo el procónsul romano Sergio Pablo, en su séquito se hallaba el mago Elimas o Barjesús. Pablo y Bernabé, según las escrituras, predican la palabra y el procónsul con su familia quiere convertirse, pero el mago lo quiere impedir. Pablo llama al mago embustero, embaucador, empedernido, hijo del diablo y enemigo de todo lo bueno, y deja a Elimas ciego. En ese momento el procónsul cree. Después de esto toman un barco con el que abandonan la isla de Chipre.

Es aquí donde Saulo comienza a ser llamado por su nombre romano Pablo que significa "el más pequeño". Navegan hacia Perge, en la región de Panfilia. Juan Marcos regresa a Jerusalén. Pablo y Bernabé continúan por el sur de Galacia. Encuentran mala acogida por parte de los judíos, y deciden dirigirse a los paganos, por los sitios nombrados formaban comunidades y dejaban encargados para cuidarlas. A partir de estas fechas, a los discípulos, también se les empezó a llamar cristianos. Los nuevos cristianos llamados "no judíos" enviaban dinero a Jerusalén por medio de Pablo y del apóstol Bernabé.

Los cristianos procedentes del judaísmo plantean la idea de que estos nuevos cristianos deberían aceptar también las leyes judías, como la circuncisión. Pablo decide plantear la cuestión en Jerusalén a su regreso en el año 49, ante los apóstoles. Esto dio lugar al primer concilio, el Concilio de Jerusalén, del año 50. Triunfó la postura de Pablo, sobre no imponer rituales judíos a los conversos gentiles.

En el segundo viaje misionero, Pablo se hace acompañar por Silas. Parten de Antioquia, por tierra, hacia Siria y Cilicia, llegando al sur de Galacia. En Listra, se les une Timoteo. Atraviesan las regiones de Frigia y Misia. Al parecer, se les une Lucas el Evangelista en Tróade. Decide ir a Europa, y en Macedonia funda la primera comunidad cristiana europea: la comunidad de Filipos. También en Tesalónica, Berea, Atenas y Corinto. Se queda durante año y medio en Corinto, acogido por Aquila y Priscila, matrimonio judeo-cristiano que había sido expulsado de Roma debido al edicto del emperador Claudio. En invierno del año 51 escribe la primera carta a los tesalonicenses, el documento más antiguo del Nuevo Testamento. Al año siguiente vuelve a Antioquía.
En primavera del año 54 inicia su tercer viaje misionero, estableciendo su centro de operaciones en Éfeso, capital de Asia Menor. Permanece allí unos tres años. Le llegan noticias de los conflictos surgidos en la comunidad de Corinto. Escribe la primera carta a los corintios en el año 54 y la segunda carta a los corintios a finales del 57. Atendiendo a los conflictos con los judeo-cristianos, escribe las cartas a los filipenses (año 57) y a los gálatas. Va a Corinto a finales del 57, donde pasa el invierno. Escribe la carta a los romanos, en la primavera del 58. Vuelve entonces a Jerusalén para entregar la colecta de las comunidades cristianas procedentes del paganismo, destinada a los pobres de las comunidades de Jerusalén.

Judíos procedentes de Antioquia lo acusan de violar la Ley e intentan matarlo en una reyerta. El tribuno romano impide que lo maten y lo encarcela. Es enviado a la provincia de Judea, donde el procurador Antonino Félix lo retiene durante dos años (del 58 al 60) a la espera de conseguir un rescate por su libertad. Porcio Festo sucede a Antonino Félix como procurador de Judea. Pablo apela a su derecho, como ciudadano romano, a ser juzgado en Roma. Tras un accidentado viaje, llega a Roma en la primavera del año 61. Es liberado en el 63. Su carta a Filemón se supone escrita en este periodo de cautividad, entre el 58 y el 63.

Había expresado sus deseos de llegar, lo cual posiblemente se cumplió en el año 63. Al parecer, después visitó las comunidades de Oriente. Volvió a ser apresado en Roma durante las persecuciones de Nerón. Fue sentenciado a muerte, por lo que fue decapitado hacia el año 67. Por tener la ciudadanía romana, gozó del privilegio de la decapitación, ya que el suplicio de la cruz estaba destinado para quien no era romano. Según la tradición, la cabeza rodó por el suelo y lo golpeó tres veces, y de allí donde chocó, surgió una vía de agua.
Fue enterrado en la vía Ostiense de Roma. El 11 de diciembre de 2006 el Vaticano anunció el descubrimiento del sarcófago de San Pablo tras cuatro años de excavaciones arqueológicas bajo el altar mayor de la basílica que lleva su nombre.

Jesús de Nazaret


Jesús de Nazaret, también conocido como Jesús, Cristo o Jesucristo, es la figura central del cristianismo. Para la mayoría de las denominaciones cristianas, es el Hijo de Dios y, por extensión, una encarnación de Dios mismo. Su importancia estriba asimismo en la creencia de que, con su muerte y posterior resurrección, redimió al género humano. En el Islam, donde es conocido por el nombre de Isa, lo consideran también como uno de sus profetas más importantes. Es uno de los personajes que han ejercido una mayor influencia en la cultura occidental.

Según la opinión mayoritariamente aceptada en medios académicos, basada en una lectura crítica de los textos sobre su figura, Jesús de Nazaret fue un predicador judío que vivió a comienzos del siglo I en las regiones de Galilea y Judea y fue crucificado en Jerusalén en torno al año 30.

Lo que se conoce de Jesús depende casi absolutamente de la tradición cristiana, especialmente de la utilizada para la composición de los evangelios sinópticos, redactados, según opinión mayoritaria, unos 30 ó 40 años, como mínimo, después de su muerte. La mayoría de los estudiosos considera que mediante el estudio de los evangelios es posible reconstruir tradiciones que se remontan a contemporáneos de Jesús, aunque existen grandes discrepancias entre los investigadores en cuanto a los métodos de análisis de los textos y las conclusiones que de ellos pueden extraerse. Existe una minoría que niega la existencia histórica de Jesús de Nazaret.

Jesús en el Nuevo Testamento

Lo que figura a continuación es un relato de la vida de Jesús tal y como aparece en los cuatro evangelios incluidos en el Nuevo Testamento, considerados libros sagrados por todas las confesiones cristianas. El relato evangélico es la fuente principal para el conocimiento de Jesús, y constituye la base de las interpretaciones que de su figura hacen las diferentes ramas del cristianismo. Aunque puede contener elementos históricos, expresa fundamentalmente la fe de las comunidades cristianas en la época en que estos textos fueron escritos, y la visión que por entonces tenían de Jesús de Nazaret.

Nacimiento e infancia

Los relatos referentes al nacimiento e infancia de Jesús proceden exclusivamente de los evangelios de Mateo (Mt 1,18-2,23) y de Lucas (Lc 1,5-2,52). No hay relatos de este tipo en los evangelios de Marcos y Juan. Las narraciones de Mateo y Lucas son diferentes entre sí:

* Según Mateo, María y su esposo, José, viven (según parece, pues no se relata ningún viaje) en Belén. María queda inesperadamente embarazada y José resuelve repudiarla, pero un ángel le anuncia en sueños que el embarazo de María es obra del Espíritu Santo y profetiza, con palabras del profeta Isaías (Is 7,14), que su hijo será el Mesías que esperan los judíos (Mt 1,19-21). Unos magos de Oriente llegan a Jerusalén preguntando por el "rey de los judíos que acaba de nacer" con la intención de adorarlo, lo que alerta al rey de Judea, Herodes el Grande, que decide acabar con el posible rival. Los magos, guiados por una estrella, llegan a Belén y adoran al niño. De nuevo, el ángel visita a José (Mt 2,13) y le advierte de la inminente persecución de Herodes, por lo que la familia huye a Egipto y permanece allí hasta la muerte del monarca (de nuevo notificada a José por el ángel, que se le presenta por tercera vez: Mt 2,19-29). Entonces, José se instala con su familia en Nazaret, en Galilea.

* En el evangelio según San Lucas, María y José viven en la ciudad galilea de Nazaret. La historia de la concepción de Jesús se entrelaza aquí con la de Juan el Bautista —ya que en este evangelio María e Isabel, madre del Bautista, son parientes— y el nacimiento de Jesús es notificado a María por el ángel Gabriel (lo que se conoce como Anunciación: Lc 1,26-38). El emperador Augusto ordena un censo en el cual cada uno debe empadronarse en su lugar de nacimiento y José debe viajar a Belén, por ser originario de este lugar. Jesús nace en Belén mientras se encuentran de viaje y es adorado por pastores. Lucas añade además breves relatos sobre la circuncisión de Jesús, sobre su presentación en el Templo y su encuentro con los doctores en el Templo de Jerusalén, en un viaje realizado con motivo de la Pascua, cuando contaba doce años.
En los evangelios de Mateo y de Lucas aparecen sendas genealogías de Jesús (Mt 1, 2-16; Lc 3, 23-38). La de Mateo se remonta al patriarca Abraham, y la de Lucas a Adán, el primer hombre según el Génesis. Estas dos genealogías son idénticas entre Abrahán y David, pero difieren a partir de este último, ya que la de Mateo hace a Jesús descendiente de Salomón, mientras que, según Lucas, su linaje procedería de Natam, otro de los hijos de David. En ambos casos, lo que se muestra es la ascendencia de José, a pesar de que, según los relatos de la infancia, éste solo habría sido el padre putativo de Jesús.

Bautismo y tentaciones

La llegada de Jesús fue profetizada por Juan el Bautista (su primo según el Evangelio según San Lucas), por quien Jesús fue bautizado en el río Jordán. Durante el bautismo, el Espíritu de Dios, en forma de paloma, descendió sobre Jesús, y se escuchó la voz de Dios.

Según los sinópticos, el Espíritu condujo a Jesús al desierto, donde ayunó durante cuarenta días y superó las tentaciones a las que fue sometido por el Demonio. No se menciona este episodio en el Evangelio según San Juan. Después Jesús marchó a Galilea, se estableció en Cafarnaún, y comenzó a predicar la llegada del Reino de Dios.

Vida pública

Acompañado por sus seguidores, Jesús recorrió las regiones de Galilea y Judea predicando el evangelio y realizando numerosos milagros. El orden de los hechos y dichos de Jesús varía según los diferentes relatos evangélicos. Tampoco se indica cuánto tiempo duró la vida pública de Jesús, aunque el Evangelio según San Juan menciona que Jesús celebró la fiesta anual de la Pascua judía (Pésaj) en Jerusalén en tres ocasiones. Los sinópticos se refieren solo a una fiesta de Pascua, durante la cual Jesús fue crucificado.

Gran parte de los hechos de la vida pública de Jesús narrados en los evangelios tienen como escenario la zona septentrional de Galilea, en las cercanías del mar de Tiberíades, o lago de Genesaret, especialmente la ciudad de Cafarnaúm, pero también otras, como Corozaín o Betsaida. También visitó, en el sur de la región, localidades como Caná o Naín, y la aldea en la que se había criado, Nazaret, donde fue recibido con hostilidad por sus antiguos convecinos.Su predicación se extendió también a Judea (según el Evangelio según San Juan, visitó Jerusalén en tres ocasiones desde el comienzo de su vida pública), y estuvo en Jericó y Betania (donde resucitó a Lázaro).

Escogió a sus principales seguidores (llamados en los evangelios Apóstoles; en griego, «enviados»), en número de doce, de entre el pueblo de Galilea. En los sinópticos se menciona la lista siguiente: Simón, llamado Pedro y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el Zelote y Judas Iscariote, el que posteriormente traicionaría a Jesús (Mt 10,2-4; Mc 3,16-19; Lc 6, 13-16).[24] Algunos de ellos eran pescadores, como las dos parejas de hermanos formadas respectivamente por Pedro y Andrés, y Juan y Santiago. Mateo se identifica generalmente con Leví el de Alfeo, un publicano de quien en los tres sinópticos se relata brevemente cómo fue llamado por Jesús (Mt 9,9; Mc 2,14; Lc 5,27-28). lo que acarreó a Jesús numerosos reproches de los fariseos.

El Evangelio según San Juan sólo menciona los nombres de nueve de los apóstoles, aunque en varios pasajes hace referencia a que eran doce.

Predicó tanto en sinagogas como al aire libre, y las muchedumbres se congregaban para escuchar sus palabras. Entre sus discursos, destaca el llamado Sermón de la Montaña, en el Evangelio según San Mateo (Mt 5-7). Utilizó a menudo parábolas para explicar a sus seguidores el Reino de Dios. Las parábolas de Jesús son breves relatos cuyo contenido es enigmático (a menudo han de ser después explicadas por Jesús). Tienen en general un contenido escatológico y aparecen exclusivamente en los evangelios sinópticos. Entre las más conocidas están la parábola del sembrador (Mt 13,3-9; Mc 4,3-9; Lc 8,5-8), cuyo significado explica Jesús a continuación; la de la semilla que crece (Mc 4,26-29); la del grano de mostaza (Mt 13,31-32; Mc 4,30-32), la de la cizaña (Mt 13,24-30), la de la oveja perdida (Mt 18,12-14; Lc 15,3-7), la del siervo despiadado (Mt 18, 23-35), la de los obreros enviados a la viña (Mt 20,1-16), la de los dos hijos (Mt 21,28-32), la de los viñadores homicidas (Mt 21,33-42; Mc 12,1-11; Lc 20,9-18); la de los invitados a la boda (Mt 22, 1-14), la de las diez vírgenes (Mt 25,1-13), la de los talentos (Mt 25,14-30; Lc 19,12-27). Dos de las más conocidas aparecen solo en el Evangelio según San Lucas: se trata de las parábolas del samaritano (Lc 10,30-37) y del hijo pródigo (Lc 15,11-32). En las parábolas, utiliza Jesús frecuentemente imágenes relacionadas con la vida campesina.

Mantuvo controversias con miembros de algunas de las más importantes sectas religiosas del judaísmo, y muy especialmente con los fariseos, a quienes acusó de hipocresía y de no cuidar lo más importante de la Torá: la justicia, la compasión y la lealtad (Mt 12, 38-40; Lc 20, 45-47)

La originalidad de su mensaje radicaba en la insistencia en el amor al enemigo (Mt 5,38-48;Lc 6, 27-36) así como en su relación estrechísima con Dios a quien llamaba en arameo con la expresión familiar Abba (Padre) que ni Marcos (Mc 14,36) ni Pablo (Rm 8, 15; Gal 4, 6) traducen. Se trata de un Dios cercano que busca a los marginados, a los oprimidos (Lc 4, 18) y a los pecadores (Lc 15) para ofrecerles su misericordia. La oración del Padre nuestro (Mt 6,9-13: Lc 11,1-4), que recomendó utilizar a sus seguidores, es clara expresión de esta relación de cercanía con Dios antes mencionada.

Milagros

Según los evangelios, durante su ministerio Jesús realizó varios milagros. En total, en los cuatro evangelios canónicos se narran veintisiete milagros, de los cuales catorce son curaciones de distintas enfermedades, cinco exorcismos, tres resurrecciones, dos prodigios de tipo natural y tres signos extraordinarios.

* Los evangelios narran las siguientes curaciones milagrosas obradas por Jesús:

1 - Sanó la fiebre de la suegra de Pedro, en su casa en Cafarnaúm, tomándola de la mano (Mc 1,29-31; Mt 5,14-15; Lc 4,38-39);

2 - Sanó a un leproso galileo mediante la palabra y el contacto de su mano (Mc 1,40-45; Mt 8,1-4; Lc 5,12-16);

3 - Sanó a un paralítico en Cafarnaúm que le fue presentado en una camilla y al que había perdonado sus pecados, ordenándole que se levantara y se fuera a su casa (Mc 2, 1-12; Mt 9,1-8; Lc 5,17-26);

4 - Sanó a un hombre con la mano seca en sábado en una sinagoga, mediante la palabra (Mc 3,1-6; Mt 12,9-14;Lc 6,6-11);

5 - Sanó a una mujer que padecía flujo de sangre, que sanó al tocar el vestido de Jesús (Mc 5,25-34; Mt 9,18-26; Lc 8,40-56);

6 - Sanó a un sordomudo en la Decápolis metiéndole los dedos en los oídos, escupiendo, tocándole la lengua y diciendo: "Effatá", que significa "ábrete" (Mc 7,31-37);

7 - Sanó a un ciego en Betsaida poniéndole saliva en los ojos e imponiéndole las manos (Mc 8,22-26);

8 - Sanó a Bartimeo, el ciego de Jericó (Mt 20,29-34; Mc 10,46-52; Lc 18,35-45);

9 - Sanó a distancia al criado del centurión de Cafarnaúm (Mt 8,5-13, Lc 7,1-10, Jn 4,43-54; Jn 4,43-54);[28]

10 - Sanó a una mujer que estaba encorvada y no podía enderezarse, mediante la palabra y la imposición de manos (Lc 13,10-17). Esta curación tuvo lugar también en sábado y en una sinagoga;

11 - Sanó a un hidrópico en sábado, en casa de uno de los principales fariseos (Lc 14, 1-6).

12 - Sanó a diez leprosos, que encontró de camino a Jerusalén, mediante la palabra (Lc 17,11-19).

13 - Sanó a un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo, en Jerusalén, en sábado (Jn 5,1-9).

14 - Sanó a un ciego de nacimiento untándolo con lodo y saliva, tras lo cual le ordenó lavarse en la piscina de Siloé (Jn 9,1-12).

* En los evangelios canónicos aparecen cinco relatos de expulsiones de espíritus impuros (exorcismos) realizados por Jesús:

1 - Expulsó a un demonio en la sinagoga de Cafarnaúm (Mc 1,21-28; Lc 4,31-37);
2 - a otro en la región de Gerasa (Mt 8,28-34; Mc 5,1-21; Lc 8,26-39);
3 - a otro que poseía a la hija de una mujer sirofenicia (Mt 15,21-28; Mc 7,24-30);
4 - a otro que atormentaba a un epiléptico (Mt 17,20-24; Mc 9,14-27; Lc 9,37-43);
5 - a un "demonio mudo" (Lc 11,14; Mt 12,22).

Además, hay varios pasajes que hacen referencia de modo genérico a exorcismos de Jesús (Mc 1,32-34;Mc 3,10-12).

* Según los evangelios, Jesús obró tres resurrecciones:

1 - Resucitó una niña de doce años, la hija de Jairo (Mc 5,21-24, Mt 9,18-26, Lc 8,40-56). Jesús afirmó que la niña no estaba muerta, sino solo dormida (Mt 9,24;Mc 5,39;Lc 8,52).

2 - al hijo de la viuda de Naín (Lc 7,11-17).

3 - a Lázaro (Jn 11,1-44).

* Jesús obró también, según los evangelios, dos prodigios de tipo natural, en los que se pone de manifiesto la obediencia de las fuerzas naturales (el mar y el viento) a su autoridad.

1 - Jesús ordena a la tempestad que se calme y ésta obedece (Mt 8,23-27; Mc 4,35-41; Lc 8,22-25).

2 - Jesús camina sobre las aguas (Mt 14,22-33; Mc 6,45-52; Jn 6,16-21).

* Tres signos extraordinarios, que tienen un sentido acusadamente simbólico:

1 - Multiplicación de los panes y los peces. Es el único de todos los milagros de Jesús que es registrado por todos los evangelios (Mc 6,32-44; Mt14,13-21; Lc 9,10-17; Jn 6,1-13). Ocurre en dos ocasiones según los evangelios de Marcos (Mc 8,1-10) y Mateo (Mt 15,32-39);

2 - la pesca milagrosa (Lc 5,1-11; Jn 21,1-19);

3 - la conversión del agua en vino en las bodas de Caná (Jn 2,1-11).

En esos tiempos, los escribas, fariseos y otros, atribuyeron a una confabulación con Belcebú este poder de expulsar a los demonios. Jesús se defendió enérgicamente de estas acusaciones. Según los relatos evangélicos, Jesús no solo tenía el poder de expulsar demonios, sino que transmitió ese poder a sus seguidores. Incluso se menciona el caso de un hombre que, sin ser seguidor de Jesús, expulsaba con éxito demonios en su nombre.

Transfiguración

Los evangelios sinópticos relatan que Jesús subió a un monte a orar con algunos de los apóstoles, y mientras oraba se transformó el aspecto de su rostro, y su vestido se volvió blanco y resplandeciente. Aparecieron junto a él Moisés y Elías. Los apóstoles dormían mientras tanto, pero al despertar vieron a Jesús junto a Moisés y Elías. Pedro sugirió que hicieran tres tiendas: para Jesús, Moisés y Elías. Entonces apareció una nube y se oyó una voz celestial, que dijo: "Éste es mi Hijo elegido, escuchadle". Los discípulos no contaron lo que habían visto.

Pasión

Entrada en Jerusalén y purificación del Templo

Según los cuatro evangelios, Jesús fue con sus seguidores a Jerusalén para celebrar allí la fiesta de Pascua. Entró a lomos de un asno, para que se cumplieran las palabras del profeta Zacarías (Zc 9:9: "He aquí que tu rey viene a ti, manso y montado sobre un asno, sobre un pollino hijo de una bestia de carga"). Fue recibido por una multitud, que lo aclamó como "hijo de David" (según el Evangelio según San Lucas, fue aclamado solo por sus discípulos). En los evangelios de Lucas y de Juan, Jesús es aclamado como rey.

Según los evangelios sinópticos, a continuación fue al Templo de Jerusalén, y expulsó de allí a los cambistas y a los vendedores de animales para los sacrificios rituales (el Evangelio según San Juan, en cambio, sitúa este episodio al comienzo de la vida pública de Jesús, y lo relaciona con una profecía sobre la destrucción del Templo). Vaticinó la destrucción del Templo y otros acontecimientos futuros.

Unción en Betania y Última Cena

En Betania, cerca de Jerusalén, fue ungido con perfumes por una mujer. Según los sinópticos, la noche de Pascua cenó en Jerusalén con los Apóstoles, en lo que la tradición cristiana designa como Última Cena. En el transcurso de esta cena pascual, Jesús predijo que sería traicionado por uno de los Apóstoles, Judas Iscariote. Tomó pan en las manos, diciendo "Tomad y comed, éste es mi cuerpo" y, a continuación, cogiendo un cáliz de vino, dijo: "Bebed de él todos, porque ésta es la sangre de la Alianza, que será derramada por la multitud para la remisión de los pecados". Profetizó también, según los sinópticos, que no volvería a beber vino hasta que no lo bebiera de nuevo en el Reino de Dios.

Arresto

Tras la cena, según los sinópticos, Jesús y sus discípulos fueron a orar al huerto de Getsemaní. Los apóstoles, en lugar de orar, se quedaron dormidos, y Jesús sufrió un momento de fuerte angustia con respecto a su destino, aunque decidió acatar la voluntad de Dios.

Judas había efectivamente traicionado a Jesús, para entregarlo a los príncipes de los sacerdotes y los ancianos de Jerusalén a cambio de treinta piezas de plata. Acompañado de un grupo armado de espadas y garrotes, enviado por los príncipes de los sacerdotes y los ancianos, llegó a Getsemaní y reveló la identidad de Jesús besándole la mejilla. Jesús fue arrestado. Por parte de sus seguidores hubo un conato de resistencia, pero finalmente todos se dispersaron y huyeron.

Juicio

Tras su detención, Jesús fue llevado al palacio del sumo sacerdote Caifás (según el Evangelio según San Juan, fue llevado primero a casa de Anás, suegro de Caifás). Allí fue juzgado ante el Sanedrín. Se presentaron falsos testigos, pero como sus testimonios no coincidían no fueron aceptados. Finalmente, Caifás preguntó directamente a Jesús si era el Mesías, y Jesús dijo: "Tú lo has dicho". El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras ante lo que consideraba una blasfemia. Los miembros del Sanedrín escarnecieron cruelmente a Jesús. En el Evangelio según San Juan, Jesús fue llevado primero ante Anás y luego ante Caifás. Solo se detalla el interrogatorio ante Anás, bastante diferente del que aparece en los sinópticos. Pedro, que había seguido a Jesús en secreto tras su detención, se encontraba oculto entre los sirvientes del sumo sacerdote. Reconocido como discípulo de Jesús por los sirvientes, le negó tres veces (dos según el Evangelio según San Juan), como Jesús le había profetizado.

A la mañana siguiente, Jesús fue llevado ante Poncio Pilato, el procurador romano. Tras interrogarle, Pilato no le halló culpable, y pidió a la muchedumbre que eligiera entre liberar a Jesús o a un conocido bandido, llamado Barrabás. La multitud, persuadida por los príncipes de los sacerdotes, pidió que se liberase a Barrabás, y que Jesús fuese crucificado. Pilato se lavó simbólicamente las manos para expresar su inocencia de la muerte de Jesús.

Crucifixión

Jesús fue azotado, lo vistieron con un manto rojo, le pusieron en la cabeza una corona de espinas y una caña en su mano derecha. Los soldados romanos se burlaban de él diciendo: "Salud, rey de los Judíos". Fue obligado a cargar la cruz en la que iba a ser crucificado hasta un lugar llamado Gólgota, que significa, en arameo, "lugar del cráneo". Le ayudó a llevar la cruz un hombre llamado Simón de Cirene.

Dieron de beber a Jesús vino con hiel. Él probó pero no quiso tomarlo. Tras crucificarlo, los soldados se repartieron sus vestiduras. En la cruz, sobre su cabeza, pusieron un cartel en arameo, griego y latín con el motivo de su condena: "Este es Jesús, el Rey de los Judíos", que a menudo en pinturas se abrevia INRI ("Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum", literalmente "Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos"). Fue crucificado entre dos ladrones.

Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó: "Elí, Elí, lemá sabactani", que en arameo significa: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?", según los evangelios de Mateo y Marcos. Las palabras finales de Jesús difieren en los otros dos evangelios. También hay diferencia entre los evangelios en cuanto a qué discípulos de Jesús estuvieron presentes en su crucifixión: en Mateo y Marcos, son varias de las mujeres seguidoras de Jesús; en el Evangelio según San Juan se menciona también a la madre de Jesús y al "discípulo a quien amaba" (según la tradición cristiana, se trataría del apóstol Juan, aunque en el texto del evangelio no se menciona su nombre).

Sepultura

Un seguidor de Jesús, llamado José de Arimatea, solicitó a Pilato el cuerpo de Jesús la misma tarde del viernes en que había muerto, y lo depositó, envuelto en una sábana, en un sepulcro excavado en la roca. Cubrió el sepulcro con una gran piedra. Según el Evangelio según San Mateo (no se menciona en los otros evangelios), al día siguiente, los "príncipes de los sacerdotes y los fariseos" pidieron a Pilato que colocase frente al sepulcro una guardia armada, para evitar que los seguidores de Jesús robasen su cuerpo y difundieran el rumor de que había resucitado. Pilato accedió.

Resurrección y ascensión

Los cuatro evangelios relatan que Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día después de su muerte y se apareció a sus discípulos en varias ocasiones. En todos ellos, la primera en descubrir la resurrección de Jesús es María Magdalena. Dos de los evangelios (Marcos y Lucas) relatan también su ascensión a los cielos. Los relatos sobre Jesús resucitado varían, sin embargo, según los evangelios:

* En el Evangelio según San Mateo, María Magdalena y "la otra María" fueron al sepulcro en la mañana del domingo. Sobrevino un terremoto, y un ángel vestido de blanco removió la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. Los guardias, que presenciaron la escena, temblaron de miedo y "se quedaron como muertos" (Mt 28, 1-4). El ángel anunció a las mujeres la resurrección de Jesús, y les encargó que dijeran a los discípulos que fueran a Galilea, donde podrían verle. Al regresar, el propio Jesús les salió al encuentro, y les repitió que dijeran a los discípulos que fueran a Galilea (Mt 28, 5-10). Entre tanto, los guardias avisaron a los príncipes de los sacerdotes de lo ocurrido. Éstos les sobornaron para que divulgaran la idea de que los discípulos de Jesús habían robado su cuerpo (Mt 28, 11-15). Los once apóstoles fueron a Galilea, y Jesús les hizo el encargo de predicar el evangelio (Mt 28, 16-20).

* En el Evangelio según San Marcos, tres seguidoras de Jesús, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé, fueron al sepulcro el domingo, muy de mañana, con la intención de ungir a Jesús con perfumes (Mc 16, 1-2). Vieron que la piedra que cubría el sepulcro estaba removida. Dentro del sepulcro, descubrieron a un joven vestido con una túnica blanca, quien les anunció que Jesús había resucitado, y les ordenó que dijesen a los discípulos y a Pedro que fuesen a Galilea para allí ver a Jesús. Se indica que María y sus compañeras no dijeron nada a nadie, pues tenían miedo (Mc 16, 3-8). A continuación, se dice que Jesús se apareció a María Magdalena (sin mencionar a las otras mujeres), y que esta dio al resto de los seguidores de Jesús la buena noticia, pero no fue creída (Mc 16, 9-11). Jesús volvió a aparecerse, esta vez a dos que iban de camino: cuando estos discípulos contaron lo ocurrido, tampoco se les creyó (Mc 16, 12-13). Finalmente, se apareció a los once apóstoles, a los que reprendió por no haber creído en su resurrección. Les encomendó predicar el evangelio, y subió a los cielos, donde está sentado a la derecha de Dios (Mc 16, 14-20).

* En el Evangelio según San Lucas, algunas mujeres, María Magdalena, Juana y María de Santiago, y otras cuyos nombres no se mencionan, acudieron al sepulcro para ungir a Jesús con perfumes. Encontraron removida la piedra del sepulcro, entraron en él y no encontraron el cuerpo (Lc 24, 1-3). Entonces se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes, quienes les anunciaron la resurrección de Jesús (Lc 24, 4-7). Las mujeres anunciaron la resurrección a los apóstoles, pero estos no las creyeron (Lc 24,8-11), excepto Pedro, que fue al sepulcro y comprobó que el cuerpo había desaparecido (Lc 24, 12). Ese mismo día, Jesús se apareció a dos discípulos que caminaban de Jerusalén a Emaús, que lo reconocieron en el momento de la fracción del pan (Lc 24, 13-35). Poco después se presentó ante los once, que creyeron que se trataba de un espíritu, pero les demostró que era él en carne y huesos, y comió en su presencia (Lc24,36-43). Les explicó el sentido de su muerte y resurrección (Lc 24,44-49), y, más tarde, los llevó cerca de Betania, donde ascendió al cielo (Lc 24,50-53).

* En el Evangelio según San Juan, María Magdalena fue al sepulcro muy de madrugada y descubrió que la piedra había sido removida. Corrió en busca de Pedro y del "discípulo a quien Jesús amaba" para avisarles (Jn 20,1-2). Los dos corrieron hacia el sepulcro. El discípulo amado llegó primero, pero no entró en el sepulcro. Pedro entró primero y vio las fajas y el sudario, pero no el cuerpo. El otro discípulo entró después, "y vio y creyó" (Jn 20, 3-10). Magdalena se quedó fuera, y se le aparecieron dos ángeles vestidos de blanco. Le preguntaron: "¿Por qué lloras, mujer?", y ella contestó: "Porque han tomado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto". Se volvió hacia atrás, y vio a Jesús resucitado, quien le preguntó a su vez por qué lloraba. Magdalena le confundió con el hortelano, y le preguntó dónde había puesto a Jesús. Jesús la llamó: "¡María!", y ella lo reconoció, respondiendo: "¡Rabbuní!". Jesús le pidió que no lo tocara, ya que aún no había subido al Padre, y pidió que avisara a sus hermanos de que iba a subir al Padre. Magdalena fue a anunciar lo ocurrido a los discípulos (Jn 20, 11-18). Ese mismo día, por la tarde, Jesús se apareció al lugar en que los discípulos se encontraban ocultos por temor de los judíos. Les saludó diciendo "La paz sea con vosotros", les mostró la mano y el costado, y, soplando, les envió el Espíritu Santo. Uno de los once, Tomás, no estaba con el resto cuando tuvo lugar la aparición de Jesús, y no creyó que el aparecido fuera realmente Jesús (Jn 20, 19-25). Ocho días después, Jesús volvió a aparecerse a todos los discípulos, incluido Tomás. Para vencer su incredulidad, Jesús le dijo que tocara su mano y su costado. Tomás creyó en él (Jn 20, 26-29). Más adelante, Jesús volvió a aparecerse a siete de sus discípulos cuando estaban pescando junto al Mar de Tiberiades. No habían pescado nada; les pidió que volvieran a echar la red y la sacaron llena de peces. Entonces lo reconocieron, y comieron con él panes y peces (Jn 21,1-14). Tras esto, se relata una conversación entre Jesús y Pedro, en la que interviene también el "discípulo amado" (Jn 21,15-23).

Profecías en el Antiguo Testamento concernientes a Jesús

Según los autores del Nuevo Testamento, la vida de Jesús supuso el cumplimiento de algunas profecías formuladas en ciertos libros del Antiguo Testamento. Los libros bíblicos más citados en este sentido por los primeros cristianos fueron Isaías, Jeremías, los Salmos, Zacarías, Miqueas y Oseas. Para los autores del Nuevo Testamento, en una visión compartida por los cristianos posteriores, en estos textos se anuncia la venida de Jesús de Nazaret, que sería el Mesías que esperaba el pueblo de Israel. A menudo los redactores de los evangelios, sobre todo el autor del Evangelio según San Mateo, citan explícitamente estos textos para subrayar el cumplimiento de estas profecías en la vida y muerte de Jesús. Entre otras cosas, consideran que fueron profetizadas las circunstancias y el lugar de nacimiento de Jesús (Is 7,14; Miq 5,2); su relación con Galilea (Is 9,1); su condición mesiánica (Is 9, 6-7; Is 11, 1-9; Is 15, 5); el papel de precursor de Juan el Bautista (Is 40,3) e incluso su pasión y muerte sacrificial (a este respecto se citan sobre todo cuatro poemas, incluidos en el Deutero Isaías, o "Segundo Isaías", que presentan la figura de un "Siervo de Yahvé", a cuyo sacrificio se atribuye un valor redentor, pero también otros muchos pasajes.
Los judíos, que también consideran sagrados estos libros, no aceptan la creencia cristiana de que estas profecías se refieren a Jesús de Nazaret. Para la investigación histórica actual, el principal interrogante es hasta qué punto estos libros contribuyeron a moldear los relatos evangélicos.